Cifras de Venezuela según el INE.

jueves, 3 de abril de 2008

Video de violencia contra la mujer

Epiqueya La epiqueya de la Legislación que protege grupos vulnerables:







Caso 1: Protección a la mujer contra las formas de violencia.





La violencia contra la mujer y la familia adquirió relevancia internacional a raíz de los movimientos que surgieron en los años setenta y que ganaron terreno en los Derechos Humanos y se comienza la larga lucha para reivindicar e igualar los derechos y libertades del hombre y la mujer (Gómez en Mora, 2004). Gracias a los esfuerzos internacionales se logró la creación de estrategias que protegieran a la familia y la mujer tales como: La Conferencia Mundial de la Mujer, en Beijing (1995). La Declaración sobre la eliminación de la Violencia contra la Mujer, en Viena (1993). Los Informes De Las Naciones Unidas sobre la Violencia en el Hogar (1980). El Plan Regional para la Integración de la mujer en el Desarrollo Económico y Social (1977), entre otras.




Según datos del Instituto Nacional de la Mujer en Venezuela (2004), 89 de cada 100 mujeres vuelven a ser agredidas, cada tres días una mujer es asesinada, cada mes una mujer es asesinada a golpes, cada doce días un hombre mata a una mujer en el contexto de la relación de pareja. De cada 100 lesionados atendidos en los centros de salud cuarenta fueron mujeres agredidas en el hogar. Más de la mitad de las mujeres latinoamericanas han sido objeto de agresión en el hogar.
En el marco de la cultura patriarcal, el concepto de dominación masculina se encuentra íntimamente vinculado al de violencia masculina, ya que la violencia es el instrumento interpersonal más expeditivo para controlar las situaciones e imponer la voluntad. La violencia, es decir el uso de la fuerza como método para la resolución de conflictos interpersonales es legitimada con más frecuencia cuando la emplean los varones, en función de un modelo que se apoya en la supremacía masculina (Corsi, 2002).
Jiménez (1991) considera que: La violencia es generada en la misma estructura del sistema, en el autoritarismo y rigidez de la cultura patriarcal donde se generan las múltiples formas de violencia contra la mujer no reconocidas ni declaradas como tales y es así porque sólo mediante la violencia es posible sostener un sistema de relaciones humanas que se sustentan en el sometimiento de la mitad de la humanidad. En consecuencia el ejercicio del poder por parte de quienes lo detentan, los hombres, generalmente encierra la violencia.

Comprensión de la Epiqueya




Para Aristóteles la ley natural rige nuestras conductas y actuaciones, y ello, a su vez obedece a nuestra naturaleza, la cual conduce a comportarnos según como somos. Este filósofo griego, admite que pertenecemos a una misma especie humana; regida por una ley natural que nos determina. Además la comunidad crea y promulga una ley positiva que obliga a todos a respetarla y obedecerla. Pudiéndose establecer convenios o acuerdos racionales que sustentan las leyes en aras a la organización para el desarrollo. El irrespeto de estas leyes nacidas de la comunidad, requiere una sanción que reprenda y estimule para no inflingirlas. Debiendo formularse sanciones más graves para exigir el cumplimiento de las leyes más importantes vinculadas con los derechos de mayor entidad.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, señala que el vocablo epiqueya constituye una interpretación moderada y prudente de la ley, según las circunstancias de tiempo, lugar y persona.
La propuesta aristotélica de la epiqueya, supone la actuación bajo el principio de la epiqueya o moderación. Las posibles contradicciones con el deber ser del derecho positivo plasmado en leyes escritas; frente a las leyes naturales y el deber ser moral, requiere una propensión hacia un lado de la balanza; y ello constituye el sentido de la epiqueya, o visión de equidad.
Ajustar la ley, mediante una actividad interpretativa en conjunción con el buen sentido, con aras de llevar a contexto la aplicación de la ley, mediante la razón, representa la finalidad de la epiqueya.
La filosofía aristotélica (en cuanto a sus postulados éticos) y el renacimiento científico subrayan la esencia racional del ser humano, y la noción de libre albedrío hace que la capacidad de actuar esté muy vinculada a la libertad volitiva y no a un simple mandato del azar o el destino. De allí que cada conducta (activa u omisiva) que requiera un plano de acción social, debe emerger de una reflexión y análisis del contenido moral aprehendido y comprendido; a fin de ajustar nuestro actuar en la toma de decisiones adaptadas a nuestras propias circunstancias, sin que la relatividad de éstas nos haga autómatas y fríos.
Epiqueya es respetar nuestra naturaleza humana y acercar nuestra noción de equidad y justicia al contexto de la realidad.
Existen muchos ámbitos que requieren una interpretación de la epiqueya y de la equidad; pues no sólo la podemos aplicar al mundo jurídico; sino a todo aquello que se relacione con el mundo humano y la realidad.
La epiqueya de la ley, es la interpretación de la norma ajustada a la realidad y al buen sentido.